En los primeros años de tu vida, descubriste el mundo que te rodeaba. Los sabores, los colores, los sonidos, la sensación placentera de una caricia y el dolor de una caída cuando diste tus primeros pasos. Tus experiencias con el entorno se escribieron en ese libro en blanco de tu mente.

 

Pero no solo tus experiencias tienen un lugar destacado en esas páginas: hay otro tipo de datos que provienen de lo que te enseñaron tus padres, tus abuelos o, incluso, un hermano mayor y, más tarde, los maestros.

 

Los límites, las rutinas en la casa, la fe religiosa y los modales en la mesa, por ejemplo. Toda esa información que acumulaste en la infancia más la que sumaste a medida que fuiste creciendo constituye tus creencias.

 

Las creencias son datos que aceptamos como verdaderos y que nos ayudan a explicarnos cómo funciona el mundo, cuál es nuestro lugar en él y qué es lo mejor para nosotros.

 

Cada uno tiene sus creencias y las tuyas no tienen por qué ser iguales a las de otros. ¿Por qué son importantes las creencias? Porque son la información contenida en tus programas mentales y estos forman el inconsciente: cada vez que enfrentás una situación cotidiana, tus creencias disparan pensamientos automáticos que no registrás de manera consciente, pero que moldean tu estado de ánimo y, en consecuencia, tu actitud ante esa situación. Esas reacciones se convierten en patrones psicológicos que se traducen en comportamientos. Si tus creencias son equivocadas o negativas respecto de tus capacidads y habilidades, tus actitudes también serán negativas. Es difícil que obtengas resultados buenos cuando ni siquiera confiás en vos.

 

Una vez que entiendas que tus creencias responden a una ínfima parte de información del mundo que te rodea, filtrada por tu inconsciente, también vas a comprender que, además de parciales, esas creencias pueden estar equivocadas o ser tan antiguas que ya no reflejen lo que sos y -más importante- lo que podés ser.  El método epep trabaja sobre tus creencias, el contenido de tus programas mentales, para que coincidan con tu propósito y sean tus aliadas, no tus barreras.