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Cada vez que afirmás que querés cambiar algún aspecto de tu vida estás enunciando un deseo de progreso. Tal vez se trata de ascender en el trabajo, iniciar un emprendimiento, mejorar una relación o solucionar un conflicto. En todos los casos, para cumplir ese deseo lo primero es poner el foco de tu atención en él. Es un paso fundamental al que le siguen otros pasos que también son claves.

 

Imaginá que tu deseo es el punto A y la concreción es el punto B. La línea que une los dos puntos es la transformación, el proceso, y en ese camino tenés que dar más de un paso. Claro que no siempre desde el punto A se ve tan claro el recorrido hasta B. Se puede sospechar que es difícil, sinuoso, escarpado. Peligroso, tal vez. Por eso muchas personas nunca salen del punto A o lo hacen y se pierden en el camino y prefieren retornar al origen, frustradas y convencidas de que lo que estaba mal era el deseo porque era absurdo o imposible cuando, en realidad, lo que pasó es que no convirtieron su deseo en un propósito. Cuando sabés qué querés realmente para tu vida, sos capaz de transformar un deseo en un propósito. Un propósito es más que un deseo, es un objetivo que tratás de alcanzar con la determinación firme de lograrlo a pesar de las dificultades que aparezcan en tu camino.

 

El Método epep consta de una serie de pasos organizados de forma simple y clara para que realices tus deseos. A medida que avances en el recorrido desde tu punto A, vas a tener las herramientas para romper las barreras que te impiden alcanzar tus metas, encontrar los recursos y la ayuda necesarios. Y, una vez que cumplas los pasos 3 y 4 de Programación activa y pasiva del entrenamiento epep, vas a avanzar hacia el punto B casi sin esfuerzo, porque tu inconsciente trabajará de manera automática para ayudarte a concretar tu propósito.